viernes, 29 de abril de 2016

En memoria del Profesor Pedro de Vega García (RIP)



Ayer me enteré de la muerte de Don Pedro de Vega García. Don Pedro fue uno de mis maestros, el director de mi tesis doctoral en España a quien consideré como un padre en mi etapa española. Su partida, como a muchos constitucionalistas latinoamericanos, nos ha dejado muy tristes y con un gran vacío en el alma. Don Pedro acogía a todos los latinoamericanos que llegaban a la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid como si fueran sus propios hijos. Era el padre putativo de todos, aunque tengo que reconocer que a los que más quería era a los amigos mexicanos, porque quería a ese país como a ningún otro, tanto que su casa estaba llena de recuerdos "manitos" como sarapes, artesanías aztecas y pirámides.  

Don Pedro había sido primero profesor en Salamanca, de la escuela de Tierno Galván el gran alcalde de Madrid, y también uno de los ideólogos de la transición española. Había estudiado en Bologna su doctorado y amaba a Italia. Me cuentan que su tutor fue Battaglia en el Departamento de Filosofía del Derecho de la Universidad de Bologna con su gran amigo Elías Díaz. Admiraba toda la cultura de este país desde los romanos, la Edad Media el Renacimiento. Citaba a Maquiavelo, pero no en el Príncipe, sino en los "Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio", porque quería resaltar que el autor Florentino era un republicano y en últimas defendía también el liberalismo. Después llegó a la Complutense como catedrático y allí se jubiló. Dirigió hasta su muerte la Revista de Estudios Políticos que publica el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de Madrid. 

Oír sus cátedras era pasar por toda la historia del pensamiento occidental, reivindicando a los grandes pensadores españoles como Ortega y Gasset, resaltando las frases de los griegos, en donde mezclaba sonetos de memoria de Quevedo con frases de Séneca, Cicerón, Platón o Kant. 

Pero Don Pedro no sé quedaba con el pensamiento de los antiguos, también en sus clases, pero sobretodo en sus obras - como la "Mundialización y el derecho constitucional" -, reivindicaba las obras de Habermas, Rawls, Dworkin y discutía los principales problemas del constitucionalismo como la mundialización del derecho constitucional y la idea de una economía global sin estado global, el predominio de los jueces, la crisis del constitucionalismo tradicional y sobretodo la crisis de nuestras democracias. Era un erudito, que vivía a la vanguardia, pero repitiendo que en el pensamiento de los antiguos encontraremos muchas respuestas a las preguntas actuales. Decía que teníamos que dialogar constantemente, como lo hacían los autores del Renacimiento, con los muertos, como las Cartas que Petrarca le dirigió a Séneca o Cicerón (aquí). 

No quisiera hacer una carta a Don Pedro para dialogar con él, lo siento muy cerca y creo que todavía esta presente sobretodo en sus obras y sus enseñanzas. La principal de ellas, y la más importante fue la de la generosidad académica, a pesar de que como último consejo me dijo, antes de venirme para Colombia como profesor, que "En la vida académica no te fíes de nadie", esto nunca lo llevó a la práctica. Confiaba en todo el mundo, abría su corazón y sobretodo su conocimiento porque consideraba que nadie debía ser más por conocer o saber algo. El conocer significa compartir. 

Tengo muchas anécdotas con Don Pedro, como cuando me dijo que por fin había leído mi tesis gracias a que estaba convaleciente después de una mala práctica de su odontólogo que lo dejo con sus encias doloridas, los cafés en el entresuelo de la cafetería de la facultad de derecho de la Complutense rodeado con todos sus alumnos a la manera socrática a quien siempre invitaba a desayunar. Cuando me contó entre risas y picardía, que a Elías Díaz lo habían estafado en el lago de Garda en Italia, ya que le vendieron una chaqueta que parecía de gamuza y resultó de papel periódico, que se desintegró tras una intensa lluvia mientras viajaban en un ferry. 

Don Pedro, tenía una capacidad infinitiva de enseñar y esa fue su principal vocación. Nos queda su legado en sus obras. Nos queda su memoria. Ahora estará al lado de gran amor, su esposa Mercedes a quien dedicó su principal obra "La Reforma constitucional y la problemática del poder constituyente".

¡Descanse en paz, gran maestro, sembró en tierra fértil. Llevaremos su legado!

*Poco a poco pondré los links de los artículos de Don Pedro y sus conferencias:

- "Prólogo al libro de Gonzalo Ramírez Cleves Límites a la reforma constitucional en Colombia: el concepto de constitución como fundamento de la restricción" aquí.

- "La democracia como proceso: consideraciones en torno al republicanismo de Maquiavelo", en: Revista de Estudios Políticos, No 120m 2003, pp. 7 - 44 aqui. 

- "Jurisdicción constitucional y crisis del constitucionalismo" aquí. 

Gran parte de las obras del profesor De Vega la pueden encontrar aquí.