miércoles, 16 de septiembre de 2009

Relatos Breves de Buenos Aires...4. Tratando de encontrar el doble de Borges


Septiembre 22 de 2006

Tratando de encontrar el doble de Borges

El último de los mitos urbanos de Buenos Aires, del libro que estoy leyendo en este viaje, esta dedicado a Jorge Luis Borges, en todo caso es el padre de la literatura fantástica y un libro sobre mitos fantásticos no podría prescindir del autor argentino más reconocido de todos los tiempos. El mito nos habla del caso del doble de Borges. La historia trata de que todo hombre cuenta con un doble que es igual a uno. El doble malo trata de encontrar a su par bueno para asesinarlo.

En el mito se relata como un coleccionista especializado en Borges tiene en sus manos la hoja de una agenda con la fecha de noviembre de 1989, en donde dice, “definitivamente es Borges no hay ninguna duda”. La historia relata que para la época en que se escribió dicha nota Borges ya había muerto. Por las investigaciones de los autores del libro sobre mitos, se encontró que era posible que la anotación de la agenda fuera escrita por un camarero del Barrio Palermo, el barrio que habitó Borges. La anotación según los autores sería la descripción del “otro Borges”, que permanerecería vivo tras la muerte del verdadero Borges. La historia de los espejos, de la duplicidad y de lo fantástico se resume en este mito. Borges todavía se encuentra caminando por Palermo, especialmente por Plaza Italia, recordando al otro Borges al escritor ciego, que se enorgullecía no por los libros que había escrito sino por los que había leído, aquel ¨Georgy” que durante el peronismo había pasado de ser el director de la Biblioteca de Buenos Aires a un inspector de mercados según las leyes populistas del militar.

Me encuentro ahora en la Calle Jorge Luis Borges, que queda en Palermo, estoy esperando a que me encuentre al escritor por algún lado, mi idea para hallarlo consistirá en preguntar ¿Dónde vive Borges? ¿Conoce usted la casa de Borges? Para terminar en un directo ¿Ha visto usted a Borges? Las investigaciones sobre el absurdo deben comenzar con el absurdo mismo así que después de terminar este relato, comenzaré la pesquisa.

Ayer fue el primer día de primavera y la gente marchaba feliz, tenía la entrada para la visita guiada en el Teatro Colón, así que acudí puntual y me maraville con un teatro vienés en forma de herradura que tiene la mejor acústica del mundo junto con la Scala de Milán. La visita al exterior del teatro fue corta. Desde uno de los palcos la guía nos explicó la capacidad del teatro, es más grande el escenario que la parte de platea, tiene un araña enorme, encima de la cual se pueden ubicar algunos cantantes que generalmente hacen los coros con voces celestiales. Bajamos a las entrañas del teatro, la parte de los vistieres, la zapatería, la escenografía, las salas de ensayo, la peluquería, la sastrería; todo enorme realmente una empresa de la lírica. El teatro se esta restaurando y de verdad lo necesita, algunas paredes ya descarchadas muestran que un corto circuito para este monumento de madera y terciopelo sería un desastre previsible como el de Cromañón. Sucedió con el Liceo de Barcelona, y otro teatro italiano. Al finalizar el recorrido turístico decido almorzar en la cafetería de la ópera, me como un crepes delicioso y al momento de dar el último bocado una de las meseras comienza a cantar un aria muy sentida, admiro su bella voz, aplaudo con alegría…que viva la vida.

Por la tarde hago de nuevo un recorrido por Talcahuano la calle de las librerías jurídicas, admiro a los argentinos por la bibliografía que tienen en filosofía del derecho. Carlos Cossio, ha sido el único latinoamericano con su teoría egológica (ego del yo o del sujeto) que ha podido controvertir de una manera detallada la pureza sistemática de Kelsen. También hay que resaltar como nombro su teoría ¨la teoría del Ego¨ que les sobra a los argentinos. Veo que en varias de las librerías se encuentran los textos del Externado, los están editando en Buenos Aires por ser más barata la impresión. Me alegro por un instante de pensar que ahora nosotros somos de alguna manera la metrópoli científica latinoamericana en temas jurídicos, veo los libros de Alexey, de Magdalena, de Alfonso, no encuentro los míos pero pienso que por ahí andarán.

Ayer tenía una cita con Franco de Vita, había comprado la entrada el lunes en un teatro de Corrientes para verlo cantar. Me había hablado con Camila y con Liliana, ambas colombianas residentes en Buenos Aires, y las dos se burlaron de mi decisión de querer ir a oir canciones románticas de los noventa. Una de ellas me dijo ante mi pregunta de si quería ir: “Hombre yo ya estoy en otra cosa”, y me sentí como un setentero tratando de volver a escuchar a Christopher u Oscar Golden. Yo le contesté como disculpándome; ¨no puedo hacer nada, ya compre la boleta desde el lunes¨. Antes del concierto me encuentro con Liliana, a quien había conocido en Madrid. Yo volvía de tierras gallegas con unos poemas de Rosalinda Castro en la maleta y una música de Milladorio que compre por las ruas. Estaba cargado con la nostalgia de la lluviosa y verde Santiago y de los recuedos del portuario y húmedo Vigo. Lili se encontraba durmiendo en el sofá de visitas y Jairo y Alfonso me dijeron que no la despertara, había llegado a nuestra casa recomendada por algún amigo de alguien y había permanecido durmiendo el jet lag un día entero sin abrir el ojo. Cuando llegue despertó la bella durmiente y comenzó los disparates humorísticos de mis compañeros de piso madrileños, con bromas en donde la seriedad y la pose hacían dudar a nuestra huésped sobre si las historias, todas ellas inventadas, eran ciertas o no.

Una de ellas era que yo era el verdadero dueño del apartamento y que no admitía visitas incómodas, así que lo mejor era que fuera empacando y que se buscara un hotel rápidamente. Desde ese rol, que me toco jugar por culpa de mis amigos, yo no dejaba de ser para Lili aquel amargado personaje que no podía resistir una visita de una colombiana de paseo. Ella me dijo ¨Gonzalo que pena es que solo me voy a quedar un par de días, yo soy amiga de fulanito…¨ Jairo y Alfonso ya no pudieron contener la risa y la broma se destapó, sin embargo creo que yo sigo siendo para ella el bravucón de la primera impresión que siempre es la que queda.

Me vi con Liliana antes del concierto, nos comimos una hamburguesa en una terraza mirando el obelisco en plena calle 9 de Julio. Hablamos sobretodo de Colombia, de Alfonso y algo de Argentina. Ella trabaja en la cervecería Quilmes, la más famosa de toda Argentina, cuyo nombre se deriva de una tribu exterminada que habitaba la Pampa. Me cuenta que no ha sido fácil hacerse un lugar aquí pero que cree que lo ha logrado. Lili vive con José, su compañero argentino que conoció mientras hacía un curso en Salamanca y quien mientras conversábamos la llamó alrededor de 4 veces para ver cómo estaba. Me despedí de Lili en la puerta del Teatro en donde se presentaría De Vita. El concierto fue nostálgico pero alegre a la vez, me toco verlo casi desde gallinero al lado de una barra compuesta por unos chicos con badaca que entonaban canticos fútboleros cada vez que salía el cantante gritaban: Francooooo… Francoooo…

En Argentina, deduje por las canciones que coreaban los asistentes, el cantante venezolano - italiano no es tan conocido como en Colombia, se sabían las del último disco STOP, la canción con “Sin bandera” titulada “Y si la ves”, “Soy un buen perdedor” y la popular “Solo importas tú” que me hizó recordar cuando empezamos a recibir televisión internacional por parabólica en Bogotá, la canción de De Vita era la música de la novela “La dama de rosa” que yo no me perdía.

Franco de Vita, habla ahora un español entre madrileño e italiano, ya no le queda nada del acento venezolano, ni el ¨Ok¨ y ni el ¨conchale vale¨, supongo que se encuentra exiliado en Italia ante la llegada de Chávez, y como tantos latinos encuentran en el español ibérico la mejor forma de “neutralizar” su acento. Lo mismo pasa con Liliana, lo mismo pasa con Camila, a veces incluso con Santiago.

Se acabó el concierto y había quedado de encontrarme con Santi esta vez en San Telmo donde me hospedo. La idea del encuentro surgió a partir de una equivocación, la noche anterior había estado en un bar en la Plaza Dorrego, el corazón de San Telmo, que se llama “Días del mundo”. Allí escuchando un grupo de Jazz y blues los cantantes habían adelantado la chiva que al día siguiente se presentaría un grupo de regaee, y cumbia, un quilombo que terminaría con la gran sorpresa venida desde Italia de Franco de Vita.

Mi alegría fue indescriptible, aplaudí como loco, tanto que el director de la banda de Jazz que tocaba el violín le dijo al público, ¨veo que mañana el colega estará acá¨. Así que convencí a Santiago de encontrarnos en el remate de concierto de petite comité en el Bar de San Telmo. Llegamos a medianoche y nos tomamos unas birras, ya como las tres de la mañana le pregunte al mesero si vendría Franco, con humor bonaerense contesto: “Che creo que lo dejo el avión y no pudo venir”. No quedo otra que reírnos y seguir nuestra charla achispada sobre Colombia y Argentina, la gente estaba alegre, primer día de primavera.

Al lado de nosotros se sentaron unas chicas, una pelirroja y una castaña, seguimos hablando, viendo como más de tres conquistadores trataron de hablarles. Los Don Juanes fueron despachados con palmaditas en la espalda. Las chichas hablaban mientras tomaban ¨champaña frapé¨, una especie de sangría bonaerense de color naranja hecha con vino blanco, frutas y algo de jerez para alegrarla.

Ya el bar cerraba y la pelirroja me pidió un cigarrillo, la táctica más vieja del solitario para conocer gente es acompañarse con unos buenos cigarrillos. El mesero nos ayudo con las ¨minas¨ juntándonos las mesas y comenzamos a charlar alegremente. Me gusto como hablaban, el acento de arrabal de una noche maleva, como se recitaría en un tango en lunfardo. Al final, las chicas nos dijeron ¡Chau! y Santiago para consolarme me dijo: ¨no te diste cuenta que eran unas ¨trolas¨… Trola aquí es prostituta… le conteste que no lo creía ¨una me dijo que bailaba danza árabe y que le gustaba Shakira porque manejaba la técnica¨. Era la pelirroja, la que más me gustó, y bautizada para mis adentros como Andrea del Carpio, de nombre Shila, bueno ese nombre si es como de trola, perdónenme todas las Shilas del mundo. Las chicas desaparecieron después de un instante hacia Boca. Santiago se marcho a su casa después de un emotivo abrazo y yo a mi humilde habitación del hostal pensando en la desaparición de las chicas.. Ahora si comienzo mi tarea postergada de buscar el doble de Borges... ¿Perdone ha visto pasar a Borges por aquí?

Gonzalo

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