martes, 19 de febrero de 2008

De Garcia Amado a Rodriguez de Rodriguez a Gargarella de Gargarella a Amicorum y gol

Aquí parece la narración de un partido de fútbol compuesto por un profesor español de Filosofía del derecho, un profesor colombiano de los Andes amigo de Boaventura de Santos, un profesor argentino muy reputado y de este profesor colombiano que transcribe - por no decir que copia -esta noticia bloggista en Amicorum... En esta competencia férrea de de blogs jurídicos a ver quien tiene la chiva, dejé de leer a Lawrence Solum para leer el blog de Roberto Gargarella que sin chistar se me hace el mejor de la región... Gargarella en su última nota reseña la queja de César Rodriguez, entre moralista y nacionalista, sobre lo que escribe García Amado de sus visitas a Bogotá en su blog Dura Lex... García Amado nos describe en su experiencia académica y en sus más de 40 visitas a Colombia como una especie que pide permiso y se disculpa antes de matarte.... es la dura lex de Garcia Amado pero será la Lex???... Rodriguez piensa que no y que el relato de Amado se corresponde con la de otro conquistar español y sus crónicas estilo Úrsua... El blog Gargarella titula el comentario de Rodríguez al post de Amado: "Turismo académico sexual", como gran titular de prensa... Ya sé que no me estan entendiento nada asi que los dejó con la disputa bloggista y nos preguntamos ¿Será que los profesores de derecho no tienen oficio, tareas por hacer, libros que leer, clases que preparar, esposa e hijos que atender y en general obligaciones que se la pasan bloggeando todo el día??

Miré usted mismo de lo que hablo:

- Post original en el Blog Dura Lex del profesor español Juan Antonio García Amado (noviembre de 2007) "Ay Colombia" (Opiniones de un profesor español en su visita número 40 a Colombia

- Queja de César Rodríguez al comentario de García Amado titulado en el blog de Gargarella: "Turismo académico sexual"

Juzguen ustedes quién tiene la razón

William Borroughs en Bogotá


Leyendo la "Guía literaria de Bogotá" (Bogotá, Aguilar, 2007), el recorrido que Antonio Caballero hizó de Bogotá de la mano de algunos escritores importantes, me encontré con una referencia significativa. William Burroughs hablando de la Bogotá de los cafés en sus Cartas del Yahé. Como algunos de ustedes saben, Borroughs fue el escritor que dio lugar a un nuevo género literario: la literatura beat, personaje peculiar, drogadicto, homosexual, mató a su mujer cuando jugaban a Guillermo Tell y en lugar de darle en la manzana le dió en la frente.... Escribió bajo unos nuevos presupuestos de una generación del "Baby boom" desencantada con las tradiciones y el establecimiento. Los dejamos con el texto de William Borroughs sobre Bogotá una joya que quiero compartir con ustedes.


Cartas del Yahé
William Borroughs

"Todas las noches voy a un café y pido una botella de Pepsi - Cola y la lleno de alcohol de laboratorio. La población de Bogotá vive en los cafés. Hay cualquier cantidad de ellos y todos están llenos. La vestimenta general de la clientela de Café de Bogotá es un trench - coat de gabardina y naturalmente traje y corbata. A un sudamericano le pude estar asomando el culo por los pantalones pero seguirá con la corbata puesta. Bogotá es en en esencia un pueblo chico, todo el mundo preocupado por lo que lleva puesto y tratando de aparentar como si ocupara un puesto de responsabilidad. Una noche estaba instalado en un café de liberales cuando tres matones conservadores vestidos de civil entraron a los gritos de "Vivan los conservadores" con la esperanza de provocar a alguien para poder matarlo. Uno de ellos era un hombre maduro con una cara vociferante; los otros se quedaron atrás y lo dejaron que gritara. Los otros dos jóvenes secuaces, muchachones de esquina, fronterizos de maleantes casi. Hombros estrechos, caras de hurón, piel lisa, rojiza y dientes cariados. Los dos tenían un poco de aire de perro perdido, algo avergonzados de sí mismos, como el tipo de los versitos que decía: "tengo que confesar que soy un pedacito de mierda". Todo el mundo pagó y se marchó dejando que el tipo siguiera gritando "Viva el partido conservador!", en el local vacío.