Hoy estuvimos visitando la universidad católica más grande de Estados Unidos, Georgetown, que como decíamos ayer es de jesuítas y fue fundada en 1789, el mismo año de la Revolución francesa. El edificio es impresionante y continuamente te topas con avisos de Gergetown spirit, mensajes ecuménicos de unión religiosa... La universidad queda como en una lomita y tiene hospital, biblioteca general y un ala moderna que visitaré esta semana sobretodo para comprar cucherías y libros... Me encontré con Ana María Ferreira, una amiga de Colombia que se encuentra empezando su doctorado en literatura latinoamericana y española. Se vino con su hijo Bastian de 7 años a cumplir con el sueño de muchos, estudiar en una universidad del prestigio de Georgetown que ha graduado a personajes tan famosos como Bill Clinton. No es barato vivir en Washington, un estudio pequeñito puede llegar a costar $1.200 dólares al mes el alquiler y una casa a las afueras de $3.000 a $4.000 dólares. Definitivamente hay que venir becado, Ana María lo hizo con mucho esfuerzo, presentando el Toefl y con unas cartas de recomendación llegó a ser becaria de la prestigiosa universidad por 7 años. Todo un cambio de vida, pero vale la pena hacerlo.
Después de recorrer un poco la universidad, bajamos a la calle M, la calle de las tiendas, con casas originales del siglo XVII, estilo victoriano. Nos encontramos con un amigo de Rafa de la universidad de Navarra, Nacho, que también quiere cumplir con el sueño americano de estudiar en Georgetown, planea hacerlo para el próximo año, y estaba muy emocionado de conocer el campus de la universidad. Después de comer y charlar un poco, nos fuimos con Ana María a un festival a Adam Morgans, el barrio bohemio por excelencia, en donde hoy domingo estaban en un festival de comidas y de música, cerrando el verano, que como les he contado para mediados de septiembre no deja de ser caluroso y húmedo. Culmine mi visita en Dupont Circle. Al lado de la entrada del metro se encuentra ondeando la bandera colombiana porque allí queda la embajada de nuestro país, en una casa en donde dicen que tiene fantasma incorporado, según los relatos de Pastrana y Carolina Barco. Dupont Circle también es un sitio de librerías y tienditas y algunos bares gay que dan al barrio un ambiente especial. Las entradas del metro de Washington D.C son impresionantes, parecen túneles de hidroeléctrica o reactores nucleares, uno parece bajar al centro del mundo como en alguna historia de Julio Verne. El metro es limpio y muy fácil de manejar. Pagas según el kilometraje de tu viaje y los domingos y festivos el tiquete esta rebajado... Me emocioné mucho de encontrar a Ana Maria aquì en Washington, me parece un gran reto el de estudiar afuera, pensando en volver a Colombia... es difícil pero a veces con perseverancia, constancia y un poco de suerte los sueños se logran