Por: Gonzalo A.
Ramírez Cleves
Profesor Universidad
Externado de Colombia
@Iureamicorum
Publicado en Ámbito Jurídico el 13 de abril de 2015 aquí.
Después de casi dos meses desde que estalló la crisis de la
Corte Constitucional en el llamado caso de Fidupetrol en donde el Magistrado
González Cuervo acusó a su colega Pretelt de supuestamente haber pedido 500
millones de pesos para tramitar una tutela al abogado Víctor Pacheco, quedan
varias reflexiones por hacer. Una de ellas es la evidencia de que el país no
estaba preparado para afrontar un escándalo de supuesta corrupción en una de
sus instituciones más queridas y respetadas como la Corte Constitucional, que
ha sido ejemplo por muchos años de excelencia y autonomía al garantizar los
derechos de los menos favorecidos y vulnerables y ser el bastión en la defensa
y protección de la democracia constitucional.
Países con una tradición constitucional más larga como los
Estados Unidos han tenido también experiencias de este tipo con el llamado impeachment o juicio político por
indignidad o por delitos comunes que se puede realizar entre otros cargos a los
jueces de la Corte Suprema y que se tramita ante el Congreso. El impeachment se ha promovido en tres
ocasiones a jueces de la Corte Suprema a lo largo de su historia, aunque nunca
ha prosperado. El primer caso se dio en 1805 cuando se acusó y juzgó ante el
Senado al juez Samuel Chase por haber cometido errores procesales que se
consideraron como “indecentes e indecorosos” en el juzgamiento por difamación de
John Fries. Este caso que fue considerado más político que jurídico, ha sido el
único en donde se ha dado curso al juicio de impeachment, pero también un caso relevante ya que se absolvió a un
juez por el contenido de sus decisiones en su interpretación, semejante a lo
que se discute ahora en la reforma de equilibrio de poderes con el artículo
178.A de la inviolabilidad de los magistrados de altas cortes y el fiscal por
la interpretación que realicen en sus fallos.
El segundo caso de impeachment
que se dio fue contra el juez William O. Douglas en 1953 y 1970, Douglas era un
juez progresista y liberal que fue nominado por Franklin D. Roosevelt y que en
plena época del macarthismo, se le acusó por parte del entonces senador Henry
Ford de inmoralidad e indignidad para ocupar el cargo. Después de costosos
divorcios Douglas completaba su salario de juez con conferencias y artículos en
revistas que para entonces se consideraban como indecentes y pornográficas.
Ford trató de acusar a Douglas de haber escrito artículos en revistas como el Evergreen Magazine que era famoso por
publicar fotos de mujeres desnudas. Las acusaciones de indignidad nunca
prosperaron y Douglas ha sido catalogado como uno de los mejores jueces que ha
tenido la Corte Suprema en temas relacionados con la libertad de expresión como
el caso Terminiello vs. City of Chicago
de 1949, en donde defendió la libertad de expresión de un sacerdote católico
que había sido acusado de haber pronunciado una homilía antisemita, y los
derechos de la naturaleza en el caso Sierra
Club vs. Morton de 1972, en donde estableció que los objetos inanimados
como la naturaleza también podrían ser protegidos como parte en un litigio.
Finalmente el último caso de impeachment que se trato de llevar a cabo en la Corte Suprema de
Justicia, y que tiene alguna semejanza con el caso Pretelt, es del de Abe
Fortas. Fortas se le acusó de haber aceptado un pago de $20.000 dólares, unos
$150.000 dólares de ahora, cada año y por el resto de su vida y aún cuando
muriera a su viuda, por una asesoría a la fundación de Louis Wolfson. Wolfson
había sido acusado formalmente de delitos contra la seguridad y se esperaba que
el pago realizado le ayudara a conseguir el perdón presidencial de su condena
por parte de Lyndon B. Jhonson. Aunque nunca se comprobó si realmente Fortas
realizó el tráfico de influencias para ayudar a Wolfson, el caso se asemeja con
el caso Pretelt no solamente por un supuesto soborno, sino también porque se
dio una grabación ilegal como prueba, acusaciones del Fiscal General y luchas
intestinas entre los miembros de la Corte. En lo que no se parece al caso
Pretelt es que Fortas si renunció a su cargo apenas comenzó a ser tramitado el impeachment en el Congreso para proteger
la dignidad de la Corte y su nombre mismo. Fortas era un juez liberal que había
hecho famoso en el caso Epperson v.
Arkansas de 1968 que declaró inconstitucional la ley de Arkansas que
prohibía enseñar la teoría de la evolución de las especies en los colegios.
Adenda: Se publicó el segundo manifiesto de la red ¡Corte
Limpia Ya! (@CorteLimpia) que pueden leer en el siguiente link: http://cortelimpiaya.blogspot.com/2015/04/manifiesto-no-2-por-unos-cambios.html