Aqui un artículo que nos envía nuestro amigo Eucario Falla sobre las pirámides
La Pirámide de las Prepago
Por: Eucario Falla Casanova
Antes me sorprendía de la manera como la mayoría de mis contertulios más frecuentes creían obstinadamente en el Presidente de la República. Ahora me sorprende que entre los anteriores tengan mayor credibilidad presuntos delincuentes. Denomino presuntos delincuentes a los vendedores de tarjetas prepago y promotores de pirámides porque después de más de tres años de estar funcionando no se necesita más de una mano para contar los condenados.
Sólo por razones democráticas respeto la intervención del Presidente de la República en las firmas promotoras de pirámides aunque tengo mis reservas de carácter jurídico y político. Respaldo que hago extensivo a la intervención de la Fiscalía General de la Nación manteniendo reservas del mismo tipo. Culpo de la crisis económica ocasionada por la proliferación de pirámides, no sólo al Gobierno Nacional y a la Fiscalía General de la Nación, sino a los Gobiernos Departamentales y Municipales. Culpo también a la sociedad colombiana por ambiciosa y por tener los gobiernos que se merecen.
Sin embargo, abandono en esta oportunidad las razones jurídicas y políticas por las cuales los considero responsables y me centro en el fenómeno de la pirámide de las prepago. Solo aclaro que mi respaldo democrático a las instituciones no significa que respalde las decisiones tomadas, pues reitero, considero que debieron ser adoptadas otras y hace mucho tiempo.
El esquema piramidal consiste en matricular personas en un sistema de honores a cambio de honores. De este esquema utilizado por todo tipo de ideologías resulta una estructura jerárquica cuyo punto más alto puede ser un Dios, un Líder Espiritual o un Líder Político. Dicen que la inteligencia humana depende del número de dimensiones que logra dominar cada individuo.
Se supone, de acuerdo con la teoría de la evolución, que el hombre primitivo pensó en una sola dimensión, luego en dos y luego en tres dimensiones. Por algo el símbolo de la sabiduría es el Triángulo; figura que permitió al hombre descubrir el pensamiento matemático. La proyección del triángulo formó el cono y la multiplicación del triangulo la estructura piramidal propia del homosapiens sapiens.
La cultura occidental es del todo piramidal. Moisés, como todos los profetas, pensaba en tres dimensiones, pues la idea de una tierra prometida tiene como base la existencia de un Dios, un Profeta y un Pueblo. La proyección y la multiplicación de este esquema triangular dio origen a tres pirámides, esto es al Judaísmo, al Islam y al Cristianismo. En las tres estructuras hay un Dios y un pueblo de Dios; la diferencia se encuentra en el segundo de los elementos del triángulo. Para el Judaísmo el segundo elemento es el conjunto de profetas, para el Islam Mahoma y para el Cristianismo Jesús.
A esta altura de la disertación, pueden notar los lectores, el esquema triangular de mi estilo discursivo. El lenguaje es una construcción del hombre en tres dimensiones, esto es construcciones gramaticales en torno a un sujeto, un verbo y un predicado. Este es el esquema más fácil; sólo los buenos literatos son capaces de dominar esquemas con más de una frase subordinada sin que se pierda el hilo de su disertación.
La cultura occidental se forma alrededor de la cultura Judía, Islámica y Cristiana. Hasta hace relativamente poco tuve noticia de las múltiples ramas o nuevas estructuras piramidales al interior del judaísmo y del Islam. Confieso además que para una mejor aproximación al Derecho Constitucional incursioné en las distintas versiones piramidales del Cristianismo.
Las cuatro formas estructurales básicas del Estado Constitucional, esto es el Inglés, el Norteamericano, el Francés y el Alemán, responden a la mayor o menor influencia de las distintas estructuras piramidales cristianas. El esquema cristiano del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se refleja en el esquema constitucional compuesto por un Poder Legislativo, un Poder Ejecutivo y un Poder Judicial.
En la actualidad el Estado Constitucional se piensa en cuatro dimensiones, esto es en la interdependencia de tres elementos que forman uno nuevo. Esquema que visto de arriba hacia abajo se compone de un elemento (continente) y tres elementos que lo conforman (contenido). El Estado Constitucional puede ser visto como conjunto de tres poderes de los cuales resulta un cuarto elemento: La Constitución. Es posible también a partir de la Constitución proyectar los tres poderes que de ella se derivan.
El Estado Constitucional es una pirámide de tres lados iguales cuya interacción depende de la influencia del anglicanismo, del puritanismo, del catolicismo y del protestantismo.El constitucionalismo Inglés pone énfasis en el Poder Judicial, el Norteamericano en la Constitución, el Francés en la Ley y el Alemán en el Decreto Ejecutivo. El primero es eminentemente jurisdiccional, el segundo equilibrado, el tercero jerárquico y el cuarto interventor.
La definición contenida en el artículo 1º de la Constitución es un claro ejemplo del pensamiento en cuatro dimensiones. El Estado es el continente y el contenido social, democrático y de derecho. El problema no es el sistema piramidal, pues como hemos visto es consustancial a cualquier sistema social; lo que pasa es que puede ser utilizado para cuantos fines sea posible imaginar. Así como es utilizado para defender prerrogativas, derechos constitucionales, libertades públicas o derechos fundamentales, también puede ser utilizado para estafar.
A principios del siglo xx apareció Charles Ponzi que según Wikipedia es el mayor estafador piramidal de Estados Unidos. Este personaje inspiró el denominado Esquema Ponzi consistente en captar dinero bajo la promesa de ganancias desorbitadas. De acuerdo con Wikipedia «esta estafa envuelve un proceso en donde las ganancias que obtienen ciertos inversionistas, son generadas gracias a nuevos inversores que caen engañados por las promesas de obtener grandes utilidades. El sistema funciona siempre y cuando crezca la cantidad de nuevos inversionistas en el sistema».
Ponzi llegó a expedir millones de bonos representativos de la «inversión» de múltiples ciudadanos del mismo modo que David Murcia Guzmán llegó a expedir miles de tarjetas prepago y los promotores de pirámides simples recibos. Ponzi, Murcia y los Promotores de Pirámides igual que Moisés consiguieron la proliferación de adeptos en tener un secreto que rebelaban a todo pulmón.
El secreto a voces de Moisés era que él tenia comunicación directa con Dios y a partir de ahí se formaron grandes culturas. El secreto rebelado de Ponzi era su habilidad para negociar estampillas y a partir de ahí resultaron millones de estafados. El secreto a voces de Murcia y los Promotores de Pirámides era uno para tramar una aparente legalidad concomitante con otro para atrapar cómplices. El primero era la habilidad de un grupo de genios expertos en el mercado de valores y el segundo que con ello en realidad estaban captando y lavando dinero.
El negocio de David Murcia Guzmán es el reflejo de nuestra sociedad, o mejor, de una sociedad, que como todas, puede ser vista en tres dimensiones. Los colombianos somos ambiciosos y por eso invertimos, somos desaforados y por eso vivimos intensamente y por sobre todo somos aficionados a las prepago. Se trata de virtudes aplicables a todos los fines imaginables. El que nada ambiciona nada consigue, al que no es persistente nada le dan y las prepago nos evitan los dolores de cabeza que ocasionan las pospago.
Estas tres dimensiones explican la popularidad de Murcia Guzmán y la paralela decepción de antiguos adeptos al Presidente Uribe. Murcia Guzmán ofreció a la sociedad colombiana justo lo que quería que le ofrecieran. Le pidió plata para conseguir unas prepago (inversión ambiciosa), permitió que algunos disfrutaran de las prepago (ilusión desaforada) y a la gran mayoría condenó a resignarse con la pospago.
Me refiero por su puesto a las tarjetas prepago o débito que nos evitan las incomodidades que ocasionan las tarjetas de crédito. El mundo de los caballos es también una pirámide en la que quienes estamos en el último rango pagamos saltos caros, nos preñamos de ilusiones y parimos desengaños. Si bien la conclusión lógica es que todos caemos en una o en varias pirámides el tema amerita establecer una en tres dimensiones. Murcia Guzmán es el gran arquitecto de la pirámide de las prepago, las autoridades estatales el guardián del secreto revelado y la ilusión del pueblo colombiano ser prepago.