Después de una agotadora jornada de viernes y sábado de exámenes orales para los alumnos de quinto año, no hice caso al Oráculo de Delfos sobre que ¨nada en exceso¨, me excedí y llegué a un record oprobioso de culminar el examen a las 11.00 p.m. Esto no puede volver a pasar por mi salud y por la salud mental de mis estudiantes que ya a las 9.00 p.m empezaron a delirar y a pronunciar frases de Aristóteles, de Platón, de Protágoras, de Sócrates, de Kelsen y de Radbruch como si fueran unos posesos por los corredores de la universidad.
El exceso era sin embargo de emoción y alegría, a pesar de que el curso de quinto año se caracteriza por su ausentismo, más que el parlamentario, acuden a clase entre veinte y treinta estudiantes de un curso de más de cien, lo cierto es que su experticia en los avatares acádemicos que se comprueba al haber superado todos los obstáculos de cinco años de estudio los hace ya ganarse el título de abogados. Argumentan, reflexionan y lo mejor de todo tienen posiciones independientes o propias sobre los temas que se les asigna.
En el examen se tenía la oportunidad de sustentar oralmente un trabajo escrito sobre más de 30 temas asignados y les fue bien. Me gustaron las respuestas de mis estudiantes en su mayoría. Ahora agotado y muerto con la carga de los nervios de más de cien estudiantes me siento contento de haber cumplido mi labor de máquina de enseñanza, la masificación del aprendizaje, en donde aunque hago parte del aparataje puedo a veces contemplar los resultados con alegría.
Lo importante de enseñar Filosofía del derecho es que los estudiantes tendrán la oportunidad de reflexionar sobre su profesión y sobre los problemas cotidianos del abogado pensando en que existe una teoría general que les puede servir para cuando la práctica se quede corta. Kant en uno de sus escritos afirmaba que cuando la práctica fallara no era por ausencia de práctica, sino por falta de teoría, y es por esto que ejercitar de vez en cuando las mentes de los abogados reflexionando críticamente sobre el derecho puede generar soluciones que la práctica cotidiana no les de.
Aunque considero que el programa de quinto del 2009 tiene mucha historia de la filosofía y debe ser reformado para el 2010 dándole una nueva perspectiva más contemporánea y actual, analizar y estudiar los clásicos griegos o la propuesta kelseniana, tópicos del primer semestre, siempre resulta útil para comprender dilemas actuales del derecho o problemáticas que a pesar del paso de los años siguen estando vigentes, y las lecturas de los clásicos muchos veces nos dejan sorprendidos por su contemporaneidad.
Felicitó a los que les fue bien y a los que encontraron en la filosofía del derecho una herramienta de reflexión que les puede ser útil en su vida profesional. Para los que no les fue tan bien o todavía les aburre la materia no se desalienten vienen temas interesantes y es bueno que se ofrezcan a hacer exposiciones y a ser más participativos en clase, no queda nada para que finalicen su estudios universitarios, aprovechar los últimos resollos de la vida universitaria resulta siempre recomendable porque uno vive estos últimos meses con nostalgia de dejar a los amigos, a los profesores y la universidad.
Buen trabajo estudiantes y a continuar la jornada.
Gonzalo A. Ramírez Cleves
El exceso era sin embargo de emoción y alegría, a pesar de que el curso de quinto año se caracteriza por su ausentismo, más que el parlamentario, acuden a clase entre veinte y treinta estudiantes de un curso de más de cien, lo cierto es que su experticia en los avatares acádemicos que se comprueba al haber superado todos los obstáculos de cinco años de estudio los hace ya ganarse el título de abogados. Argumentan, reflexionan y lo mejor de todo tienen posiciones independientes o propias sobre los temas que se les asigna.
En el examen se tenía la oportunidad de sustentar oralmente un trabajo escrito sobre más de 30 temas asignados y les fue bien. Me gustaron las respuestas de mis estudiantes en su mayoría. Ahora agotado y muerto con la carga de los nervios de más de cien estudiantes me siento contento de haber cumplido mi labor de máquina de enseñanza, la masificación del aprendizaje, en donde aunque hago parte del aparataje puedo a veces contemplar los resultados con alegría.
Lo importante de enseñar Filosofía del derecho es que los estudiantes tendrán la oportunidad de reflexionar sobre su profesión y sobre los problemas cotidianos del abogado pensando en que existe una teoría general que les puede servir para cuando la práctica se quede corta. Kant en uno de sus escritos afirmaba que cuando la práctica fallara no era por ausencia de práctica, sino por falta de teoría, y es por esto que ejercitar de vez en cuando las mentes de los abogados reflexionando críticamente sobre el derecho puede generar soluciones que la práctica cotidiana no les de.
Aunque considero que el programa de quinto del 2009 tiene mucha historia de la filosofía y debe ser reformado para el 2010 dándole una nueva perspectiva más contemporánea y actual, analizar y estudiar los clásicos griegos o la propuesta kelseniana, tópicos del primer semestre, siempre resulta útil para comprender dilemas actuales del derecho o problemáticas que a pesar del paso de los años siguen estando vigentes, y las lecturas de los clásicos muchos veces nos dejan sorprendidos por su contemporaneidad.
Felicitó a los que les fue bien y a los que encontraron en la filosofía del derecho una herramienta de reflexión que les puede ser útil en su vida profesional. Para los que no les fue tan bien o todavía les aburre la materia no se desalienten vienen temas interesantes y es bueno que se ofrezcan a hacer exposiciones y a ser más participativos en clase, no queda nada para que finalicen su estudios universitarios, aprovechar los últimos resollos de la vida universitaria resulta siempre recomendable porque uno vive estos últimos meses con nostalgia de dejar a los amigos, a los profesores y la universidad.
Buen trabajo estudiantes y a continuar la jornada.
Gonzalo A. Ramírez Cleves