En esta época de semivacaciones, estaré completamente en vacaciones a partir del 15 de diciembre, me encuentro entre otras cosas visitando algunas librerías en Bogotá, son mis paraísos terrenales y allí puedo pasar horas y horas, mirando y leyendo. Soy socio de la Lerner del Centro, porque allí me conocen, me hacen descuento, me dicen de cariño “profe”, me guardan novedades que no puedo comprar y me siento como en casa. La Lerner fue fundada por Salomón Lerner, quien falleció hace unos pocos años, en 1958 y el primer nombre que tuvo fue el de Bibliográfica Argentina Ltda. Ahora cuenta con dos sedes una en la Avenida Jiménez, arribita de la plazoleta del Rosario y otra en la calle 92 con quince. En la del centro es indispensable que conozcan a Hernán el administrador de la librería y en la segunda a la señora Alba, una economista de la nacional, quizás la mejor librera del país.
Cuando vivía cerca de Unicentro, inevitablemente hacia mi visita diaria a la Librería Nacional, que empezó en Barranquilla en 1941 y ahora tiene varias sedes en Bogotá especialmente en los principales centros comerciales de la ciudad (Andino, Unicentro, Hacienda Santa Bárbara, Santa Fe, Gran Estación etc.) en el aeropuerto y en el Puente Aéreo. En la de Unicentro me siento bien porque en el segundo piso instalarón unos confortables sillones, sin embargo las otras dos que frecuento esporádicamente: Hacienda Santa Bárbara y Andino, son estrechas e incómodas y uno se encuentra con un batallón de vendedores que lo siguen por toda la librería y no lo dejan a uno en paz.
También visito algunas veces la librería “Forum” en donde se hacían algunas tertulias cinematográficas organizadas por mi amigo Roberto Insignares. Esta librería tiene varias sedes conozco la del parque de la 93 y otra en la novena con 80, se especializa además de la venta de libros en la venta de C.D’s y DVD’s, y la del parque de la 93 cuenta con un café. Esta librería es muy moderna pero el inconveniente es que aquí se evidencia aun más el problema de casi todas las librerías de Colombia, envuelven los libros en papel celofán como si fueran pedazos de carne y uno no puede mirar el contenido. Yo voy más a mirar discos que a comprar libros allí.
En cuanto a las pequeñas librerías (no tienen sedes) visito la Central que también fue fundada como la Lerner por el judío – alemán Hans Unger recientemente fallecido. Ahora la regenta su viuda - Lillye Bleir - quien permanece en la librería dándole un aire de autenticidad. Queda ubicada en la calle 94 con 13 y se especializa en traer literatura en otros idiomas especialmente en alemán. También tiene buenos libros en filosofía, psicología y revistas nacionales e internacionales. Es bueno explorar la Central aunque solo sea una vez, su paisaje que se centra en su dueña evoca las librerías antiguas de la ciudad ya desaparecidas como la Buchholz.
Ayer visite la librería Luvina ubicada en la Macarena al lado de las Torres del Parque de Salmona (Cra. 5 No 26 A -06), es realmente confortable uno se puede sentar a tomar un vino mientras hojea los libros que se va a llevar, la librería mezcla libros antiguos con novedades y su especialidad es la literatura, que organizan entre latinoamericana, colombiana, norteamericana, europea, rusa etc. Realmente vale la pena visitarla se siente uno como en la sala de su casa y las vendedoras que atienden son muy simpáticas y no acosan al comprador. También he visitado, porque queda cerca de la casa, la librería Arte y Letra que esta ubicada en plena séptima al lado de Casa Medina (Carrera 7 con 70). Es una buena librería, especializada en literatura, filosofía, política, arte, pero el problema es que es muy estrecha y oscura. Por último hay que citar tres librerías ubicadas en la zona rosa: la antigua librería de Oma, el café del alemán que ahora encontramos en cada esquina, que se llamó por un tiempo Gaviota y que ahora se llam Verbalia; la librería Biblos que queda en la 82 con 12 y por último la librería Caja de Herramientas ubicada en el Andino, esta última es buena pero la administradora parece estar preguntandole constantemente a uno ¿Bueno y al fin qué se va a llevar…?
Dejamos por ahora el paseo por los paraísos terrenales de la ciudad para que ustedes los exploren y nos ayuden a través de sus comentarios a averiguar cuál es la mejor o su favorita … para mí el visitar librerías es un gran placer y hay que encontrar una que se adapte a su gusto… Ahora que vivo en Chapinero también visito algunos anticuarios en donde hay grandes colecciones de libros usados o antiguos… esas exploraciones también son dichosas y ahí pierdo felizmente mi tiempo.
Cuando vivía cerca de Unicentro, inevitablemente hacia mi visita diaria a la Librería Nacional, que empezó en Barranquilla en 1941 y ahora tiene varias sedes en Bogotá especialmente en los principales centros comerciales de la ciudad (Andino, Unicentro, Hacienda Santa Bárbara, Santa Fe, Gran Estación etc.) en el aeropuerto y en el Puente Aéreo. En la de Unicentro me siento bien porque en el segundo piso instalarón unos confortables sillones, sin embargo las otras dos que frecuento esporádicamente: Hacienda Santa Bárbara y Andino, son estrechas e incómodas y uno se encuentra con un batallón de vendedores que lo siguen por toda la librería y no lo dejan a uno en paz.
También visito algunas veces la librería “Forum” en donde se hacían algunas tertulias cinematográficas organizadas por mi amigo Roberto Insignares. Esta librería tiene varias sedes conozco la del parque de la 93 y otra en la novena con 80, se especializa además de la venta de libros en la venta de C.D’s y DVD’s, y la del parque de la 93 cuenta con un café. Esta librería es muy moderna pero el inconveniente es que aquí se evidencia aun más el problema de casi todas las librerías de Colombia, envuelven los libros en papel celofán como si fueran pedazos de carne y uno no puede mirar el contenido. Yo voy más a mirar discos que a comprar libros allí.
En cuanto a las pequeñas librerías (no tienen sedes) visito la Central que también fue fundada como la Lerner por el judío – alemán Hans Unger recientemente fallecido. Ahora la regenta su viuda - Lillye Bleir - quien permanece en la librería dándole un aire de autenticidad. Queda ubicada en la calle 94 con 13 y se especializa en traer literatura en otros idiomas especialmente en alemán. También tiene buenos libros en filosofía, psicología y revistas nacionales e internacionales. Es bueno explorar la Central aunque solo sea una vez, su paisaje que se centra en su dueña evoca las librerías antiguas de la ciudad ya desaparecidas como la Buchholz.
Ayer visite la librería Luvina ubicada en la Macarena al lado de las Torres del Parque de Salmona (Cra. 5 No 26 A -06), es realmente confortable uno se puede sentar a tomar un vino mientras hojea los libros que se va a llevar, la librería mezcla libros antiguos con novedades y su especialidad es la literatura, que organizan entre latinoamericana, colombiana, norteamericana, europea, rusa etc. Realmente vale la pena visitarla se siente uno como en la sala de su casa y las vendedoras que atienden son muy simpáticas y no acosan al comprador. También he visitado, porque queda cerca de la casa, la librería Arte y Letra que esta ubicada en plena séptima al lado de Casa Medina (Carrera 7 con 70). Es una buena librería, especializada en literatura, filosofía, política, arte, pero el problema es que es muy estrecha y oscura. Por último hay que citar tres librerías ubicadas en la zona rosa: la antigua librería de Oma, el café del alemán que ahora encontramos en cada esquina, que se llamó por un tiempo Gaviota y que ahora se llam Verbalia; la librería Biblos que queda en la 82 con 12 y por último la librería Caja de Herramientas ubicada en el Andino, esta última es buena pero la administradora parece estar preguntandole constantemente a uno ¿Bueno y al fin qué se va a llevar…?
Dejamos por ahora el paseo por los paraísos terrenales de la ciudad para que ustedes los exploren y nos ayuden a través de sus comentarios a averiguar cuál es la mejor o su favorita … para mí el visitar librerías es un gran placer y hay que encontrar una que se adapte a su gusto… Ahora que vivo en Chapinero también visito algunos anticuarios en donde hay grandes colecciones de libros usados o antiguos… esas exploraciones también son dichosas y ahí pierdo felizmente mi tiempo.