Con la normalización de las relaciones diplomáticas anunciadas por Venezuela y Nicaragua - seguramente Ecuador lo hará en las próximas horas - termina la crisis diplomática desatada tras la muerte de Raúl Reyes por el ejército y la policía colombiana en territorio ecuatoriano. La cumbre del grupo de Río, tuvo una buena labor bajo los excelentes oficios de mediador del Presidente dominicano Leonel Fernández, los Presidentes Uribe - Colombia - y Correa - Ecuador - pudierón debatir y argumentar las causas de su enojo, violación de la soberanía territorial por parte de Colombia al Ecuador y la justificación de ésta - apoyo velado de Ecuador y Venezuela a las FARC que llevaron al Presidente colombiano a no pedir permiso a su homólogo ecuatoriano para llevar a cabo la incursión. Los que vimos y escuchamos a Uribe y a Correa en la cumbre pudimos observar como no se ocultó nada. Por un lado el enojo de Correa, quien todavía anuncia que perdona pero no olvida, y que perdona en nombre del Estado ecuatoriano pero no como patriota, por otro las explicaciones de Uribe con las pruebas del computador de Reyes, muchas de estas no desmentidas por el Ecuador, como la reunión entre el Ministro de seguridad Larrea Seca y Raúl Reyes para liberar al soldado Moncayo, reunión que se había mantenido hasta entonces en secreto por parte de éste país. Los presidentes no se guardaron tampoco su ideología política, Uribe expresó que era camandulero y que no caía en las ensoñaciones del comunismo, Correa expreso que él no consideraba que las FARC fueran terroristas sino beligerantes y apeló muchas veces dentro de su intervención a justificar la causa de los "compañeros" de la guerrilla de las FARC. La sorpresa para todos fue Chávez, que desde un principio mostró su cara Jekill y no la de Mr. Hyde, cantando boleros de Rafael Hérnandez, expresando que solo quería la paz y que él no era enemigo del pueblo colombiano. Este posicionamiento neutral de Chávez en la crisis desconcertó, y creo que lo sigue haciendo, al Presidente de Ecuador, quien al no ver el apoyo irrestricto de Chávez resolvió aceptar las disculpas del gobierno colombiano y dar por superada la crisis. Uribe acertó en muchos puntos, fue duro y contundente con relación a justificar la incursión y dar a entender que violación a la soberanía no solo debe ser entendida como soberanía territorial, sino, que la soberanía se relaciona también con el deber de protección de la vida de los colombianos en su integridad; y explicando a la comunidad internacional de que las FARC no son unas mansas palomas ni representan al pueblo "y que no se estaban preparando para semana santa" en el momento de ser abatidos. Así mismo acerto al no ceder en el argumento de la posible colaboración en dinero y armas de los gobiernos de Venezuela y Ecuador. Aún para los no uribistas nos gustó ver a un presidente que tendía la mano a su homólogo ante la mediación de Leonel Férnandez en donde inclusó Daniel Ortega, pescador en río revuelto, llegó a un acuerdo sobre el diferendo con San Andrés. Los motivos de la superación de la crisis como me decía mi amiga Char en un mensajito tal vez dependió más de las fuerzas económicas - ya que Venezuela necesita de la leche, carne, huevos y pollos colombianos - que de las causas políticas. Ya veíamos esta semana como en las fronteras se hacían pactos y arreglos entre comerciantes que perdían cada día con motivo de la crisis millones de dólares. El arreglo tropical con abrazos, aplausos, espaldarazos etc. puede ser el comienzo para que las relaciones se sinceren, hay que confiar en ésto, Chávez querrá que se le deje mediar por la liberación de los secuestrados, Correa tendrá que explicar las acusaciones de Uribe, Uribe tendrá que pedir permiso si quiere volver a golpear a las FARC en territorio vecino. Es verdad que hay un giro hacia la izquierda en Latinoamérica, pero este giro no se debe convertir en intervención. Otra crisis de este tipo no se aguantaría en el área y sería para todos un "oso internacional". Documentar los acuerdos, fortalecer la cooperación sin intervención, no realizar politica encubierta o secreta con los grupos armados, contar con otros actores internacionales que medien en las crisis y en la ayuda pueden ser los primeros pasos hacia una nueva política internacional en la región.