domingo, 11 de marzo de 2012

Recuerdos de agradecimiento al Maestro Fernando Hinestrosa




Hoy yacerá en cámara ardiente en el Auditorio de la Universidad nuestro Maestro Fernando Hinestrosa Forero. Puedo decir con orgullo que el Rector Fernando Hinestrosa Forero marcó parte de mi devenir. Siempre me apoyó como mentor desde estudiante cuando empecé a trabajar con otro de mis maestros, el Doctor Carlos Restrepo Piedrahíta. Lo tuve como profesor en clase de obligaciones y negocio jurídico en tercer año de derecho donde puede negociar fechas de exámenes y cuestionarios como representante de mi curso. Recuerdo su satisfacción cuando le dije que el curso estaba pidiendo que se repusieran las clases de un profesor que nos dio una sola clase de Responsabilidad y daño y que nos abandonó porque consideró que no éramos dignos de sus enseñanzas. Nos nombraron al Doctor Juan Carlos Henao para que nos repusiera las clases en un hueco que teníamos. Lo que le alegró sobremanera al Rector fue que los estudiantes exigieran su derecho a la enseñanza y que en lugar de pedir que les quitaran materia, reclamaran que les enseñarán lo perdido. También ese mismo año tuve el honor de recibir de manos de Rector la Beca que se concede al mejor estudiante del año. Para mi fue un momento emocionante, especialmente porque durante ese período tuvimos clase con el Maestro de Obligaciones y Negocio Jurídico, como era tradición en la Universidad.

Otro recuerdo con el Rector lo viví en el último año de mi carrera cuando decidí lanzarme como representante de los estudiantes al Consejo Directivo de la Facultad de Derecho. Fue una experiencia grandiosa, especialmente porque tuve al maestro de cerca, escuchando a los representantes estudiantiles en un momento coyuntural bastante difícil por el cuestionamiento del Presidente Samper de haber recibido dinero del narcotráfico y la apertura del proceso "ocho mil". Durante esta época sufrió un atentado en las inmediaciones de la Universidad el profesor Antonio José Cancino y los estudiantes nos volcamos a las calles a protestar. El Rector mantuvo la calma y nos guió en esos momentos aciagos. Fui testigo también del fallecimiento del Secretario General de la Universidad, Manuel Cubides, hecho que causó consternación y tristeza en el Externado, especialmente al Doctor Hinestrosa, quien lo consideraba un gran amigo. El lema de nuestra Universidad se mantenía "Post tenebras spero lucem".

El Rector decidió apoyar mi nombre para hacer parte del programa de becarios que fomenta la Universidad, especialmente desde el año 85 cuando fueron asesinados e inmolados varios profesores de nuestra Casa de estudios en los hechos tristes del 5 y 6 de noviembre en la toma y retoma del Palacio de Justicia. Los más de cinco años de estancia doctoral en España han sido para mí los más felices de mi vida. No sólo la oportunidad de poder prepararme intelectual y académicamente, sino también personal y culturalmente. Las idas a los museos, a la ópera, al teatro y los viajes hicieron que pudiera enriquecerme como persona. Teníamos por esa época que rendir informe de nuestras actividades al Rector, y era todo un honor recibir la carta de respuesta que nos animaba a seguir con nuestras actividades y que nos pedía que nos formáramos con disciplina, pero también con alegría y goce de juventud. Decía que aprovecháramos la estancia porque la Universidad nos esperaba y nos necesitaba para enriquecer ese gran capital humano que conformamos los doctorados formados por el Rector. Ese fue uno de sus grandes proyectos, el formar una gran masa critica de profesores preparados en universidades de todo el mundo, los mejores, para que además de doctorarse construyeran vínculos con otras universidades, y el Externado siguiera internacionalizándose y proyectándose para el Siglo XXI. El Maestro era un visionario.

En mi estancia en Madrid tuve la oportunidad de verlo en varias ocasiones en sus viajes a Europa. Quería a España, pero adoraba Italia y sobretodo Roma, allí encontraba su felicidad acompañado de sus amigos estudiantes a quienes consideraba sus pares. Nos agarraba de gancho y siempre nos daba un buen consejo con una frase corta o una máxima del refranero español o del latín. El Maestro siempre daba en el clavo y uno esperaba su guía muchas veces para saber qué hacer o cómo actuar.

A mí regreso a Colombia, el Maestro me acompañó en el proceso de empezar a enseñar y continuar mi vida académica. Pendiente siempre, apoyando los proyectos y celebrando los triunfos académicos y personales como si fueran los propios. Me propuso para ser profesor de constitucional colombiano, de introducción al derecho y de filosofía del derecho para heredar la Cátedra de su gran amigo Luis Villar Borda.

Se alegró cuando supo que iba a trabajar en la Corte Constitucional y estuvo hasta el último instante apoyando el proyecto de la Maestría en Teoría del Derecho, en la que siempre creyó.

El lema de "Educación para la libertad" está ahora en nuestros corazones. El fomento de la disciplina personal, de la autonomía, de la libertad en la tolerancia son parte del ideario del Maestro Hinestrosa Forero que compartió con pensadores como Kant o Isaiah Berlin.

Estamos ahora ante el hecho inevitable de su muerte. Lo lloramos todos, lo recordamos como el gran Maestro, pero también como el compañero y amigo. El que nos aconsejó y ayudó y el que a partir de su ejemplo nos enseñó cuál era la ética o la deontología del abogado externadista. El de tener siempre en cuenta los principios de lealtad, disciplina personal y honradez, el de no ceder ante la ambición o ante las tentaciones del poder o de la fama. Fernando Hinestrosa Forero nos deja a todos sus alumnos su legado: esta gran universidad de la que hacemos parte y la que ahora lamenta profundamente su partida.


Gonzalo A. Ramírez Cleves
Profesor de Filosofía del Derecho
Universidad Externado de Colombia